Tempus Fugit (Epilogo 3 Kotol)

Jorelen de Tepenco recordó los últimos extraños momentos de la pasada misión: cuando salían del templo del tiempo, Telenia la ninfa lo detuvo durante unos instantes y le habló:

Telenia la ninfa del tiempo

-Estás enamorado no es así?- inquirió la ninfa con aquel tono del que ya tiene la respuesta.

-Sí- Respondió Jorelen lacónicamente ante la personal pregunta.

-Que tanto darías por amor?- preguntó en tono parco la niña.

-Un poco personal su pregunta- Musitó Jorelen molesto- Además ha podido ver las visiones de quienes somos y de quienes seremos, creo que ya tiene su respuesta.

-Cierto- respondió aprehensivamente Telenia.

-Si realmente desea escucharlo de mi voz- Hizo una pausa dudando-  ¡lo que sea necesario!, lo justo y lo bueno.

-Este es mi regalo para ti, Jorelen de la casa de Elina y Tomas- habló la ninfa con la voz de la niña, la mujer y la anciana- el regalo de aquello que se nos escapa de las manos, cuando sea el momento de usarlo recordarás mis palabras y sabrás que es allí el instante donde usarlo,  tu elección sellará tu destino.

La ninfa ofreció a Jorelen un cristal morado que estaba lleno de arena que brillaba, lo ató a la muñeca izquierda del paladín y luego acarició su rostro.

-Eres una cara bonita- fue lo último que le dijo antes de sacarlo del templo.

Nithael el principe Ryujin

Jorelen procedió a completar su misión, pagó los servicios prestados a la escuadra de fugitivos con la que su amigo Nithael se encontraba y regresó junto con su unidad al Puerto Naranja,  la Maga Rina y la Clériga Isabela estaban especialmente emocionadas por lo bien que había salido la misión y no paraban de hacerle proposiciones de todo tipo durante  el viaje de vuelta a Leonaria.

Isabella

En su mente solo ecos de la conversación entre las mujeres quedaban, algo acerca de pedir transferencia y formar una unidad del grupo que había ido a la misión. Kaen y Jorg le ofrecieron una botella de vino y se sentaron a su lado con un par más.

Rina

-No te pongas muy pensativo- le regaño en burla Kaen- Vas a perder tu encanto.

-Eso no es posible- rió de buena gana Jorg- Él sólo necesita estar allí sin hacer nada, la tiene más fácil que todos nosotros.

El grupo continuó con su charla alegre por un rato, Jorelen aprovechó los últimos minutos del viaje para redactar el informe de la misión pasada y preparar la entrega del prisionero Épsilon; dentro de la nave ya habían rumores entre los otros soldados de que seguramente el conseguir capturar un Caballero negro le aseguraría el ascenso a Coronel,  Jorelen tenía la mente demasiado nublada como para entretener la idea.

Kaen

Al aterrizar la nave en  Altamara su hermano Gallel lo recibió, Jorelen se tomó el atrevimiento de pedirle que terminara la tramitación de sus informes y la solicitud de amnistía para el grupo compañero de Nithael. Gallel hace una mueca de descontento al verse tan lleno de trabajo,  pero luego le recibe el casco y la espada a su hermano:

-Ve, tómate el día libre, Héroe.- Le dijo agitando la mano en señal de despedida.

Jorg

Jorelen tomó el vagón de rieles hasta Colonia, Amral lo esperaba allí al día siguiente, pero ningún inconveniente habría en llegar un día antes, ella apenas regresaba de Devistar y pasaría justo a tiempo para encontrarse con él en el amanecer del siguiente día.  Le envió un mensaje a través de un comunicador que había conseguido para los dos y concertó una cita con  ella antes de que el sol terminara de salir.

Gallel

Amral había sido por mucho tiempo su amor prohibido, primos en un sentido político, los clérigos y altos paladines de su templo jamás lo hubieran consentido, además ella era una Drow, y a pesar de la libertad de expresión y la pluricultura Leonaria, las élites seguían siendo clasistas, racistas y arribistas, y sería un escándalo que el hijo mayor de la casa de Elina y Tomas  se involucrara con la hija adoptiva de su tía en Muluar.

Ese amanecer pensó que era hora de ignorar los impedimentos sociales de su relación y esperando allí  en la entrada de Colonia la vio llegar entre las sombras de las arenas, Amral de Luena su amor oscuro. Al verlo, la drow comenzó a silbar la melodía de cuna que siempre entonaba para encontrarse con él y apresuró su paso pero repentinamente ambos dejaron de escuchar la tonada  y  un ruido agudo fue todo lo que pudieron percibir.

Amral

Jorelen recordó las palabras de Telenia y entendió lo que sucedía, corrió hacia su amada mientras una esfera de blanca luz caía sobre Colonia, generando una pared de energía que consumía todo a su paso, la energía tomó una forma semiesférica envolviendo la ciudad y lanzó múltiples chorros de luz, uno de ellos golpeó el brazo derecho del paladín, este sintió como su brazo desapareció al instante y empezaba a consumirse parte de su hombro, se aferró al cristal morado en su muñeca izquierda  y pudo sentir como todo quedó en calma por un instante.

Todo a su alrededor se veía en color púrpura, como con una cortina de arena, detrás de él , la semiesfera de luz se había congelado en su paso, igual que Amral  que venía corriendo hacia él de manera desesperada. El dolor en su hombro era insoportable, y aún en este estado de tiempo detenido o reducido, podía ver como su cuerpo se desvanecía de la existencia lentamente.

Tomó a su amada entre sus brazos, la sentía pesada, mil veces más pesada que nunca, pero no se rendiría, usó todos sus recursos mágicos para levantarla, la llevó corriendo alejándose de Colonia, mientras se sentia como dias enteros tratar de escapar de ese lugar, le susurró al oído cosas que jamás le había dicho y cosas que ella siempre supo. Para cuando la arena del cristal morado se terminaba, Jorelen sentía que había pasado meses alejándose de Colonia y sus alrededores, su cuerpo se hallaba exhausto y su mente ya no distinguia con claridad si aquello que vivia era real.

Se acostó con ella resguardandose en una Colina rocosa que encontró. Cuando los últimos granos de arena del cristal se desvanecieron, la onda de la explosión pasó por encima de ellos y Jorelen le dio un último abrazo para cubrirla.

Amral de Luena confundida, observó como Jorelen se desvanecía ante ella, con una sonrisa entre los labios y una mirada cálida. Segundos después solo la brillante armadura vacía del paladín descansaba sobre ella con sus brazos de metal aun cubriendola.

Pasaron las horas y se quedó tumbada en el suelo llorando su pérdida. Al caer la noche, una nueva figura emergió en el desierto caminando, los viajeros de esa  noche decían que una drow vestida  con la armadura de Mithrill de un paladín Leonario, un arco y una Katana tomó el camino hacia territorio del Condado, con el dolor en su alma y en su mirada la venganza.