Decima Luna después de la gran Luz
He podido preverlo, el cambio se acerca, para mi maestro, para mi hija Vanila y para mí. Ellos vendrán, del país de la luz blanca, viajeros que han ido e irán donde ningún otro ha ido, aventureros de la distancia y el tiempo, de la guerra y de los elementos. Su llegada será el regreso de lo que él ha escapado tanto tiempo, el final de ello y el principio del cambio para este continente.
Veinteava Luna después de la gran Luz
Parte de los guerreros de la luz blanca han llegado, en su fiereza han destruido el campamento del enemigo, la gente de Tecnarquia, ellos ignoran que con su destrucción solo han llamado más la atención de todos y que mi maestro ha sido expuesto.
El maestro en su conciencia Luminux, una gran armadura de metal con muchos puntos de luz intensa y casi cegadora los ha observado con calma, tratando de decidir si desde las sombras debe atacarlos o invitarlos a su casa, Vanila los ha observado con su rifle desde la distancia y ha decidido adelantarse antes de que el parco juicio de el maestro tome una decisión radical.
Los hombres se han presentado como caballeros de Leonaria y hombres de los territorios salvajes, ante la acusación de que el caos que causaron había traído de vuelta enemigos del maestro se han ofrecido a reparar cualquier daño hecho.
Un diario que narra desde hace mas de 70 años los diferentes avistamientos cerca a Mekanos es lo que tienen enemigos constantemente llegando y aumentando las tropas que mandan para investigar el área.
Ronan y Hothet han montado un elaborado teatro, en el cual salieron a una posición donde los enemigos de Tecnarquia pudieran llegar a observarlos y ver desde la distancia como ellos derrotaban a una de las copias de la armadura Nimblewright de Thaered.
La tropa que se acerco a ellos consistía de unos hombres con turbantes y espadas curvas que emanaban luces de cristales incrustados en la hoja, un jinete con un extraño arco que cambiaba a ser una espada y con un caballo con partes mecánicas, la líder del grupo era una elfa de cabellos blancos que se introducía en una gigantesca armadura de color rojo.
Después del espectáculo con ilusiones que el grupo y el maestro montaron, la tropa de Tecnarquia no se hecho para atrás, poco pareció importarles la idea de que el par de guerreros que tenían en frente habría supuestamente destruido a Thaered, enemigo que durante mucho tiempo había sido la leyenda de la desaparición de sus compañías y a pesar de la advertencia de Ronan el contingente les ataco.
Los Leonarios derrotaron a sus enemigos tras una dura batalla, sin embargo dejaron con vida a la elfa de la armadura roja con la intención de que esta sobreviviera y contara la historia de la derrota de mi maestro y así lograr evitar que siguieran viniendo a molestarle. Después de esto han regresado a Mekanos para abordar el problema de los inevitables.
Hothet ha ido usando su habilidad conjuro de teleportación para llegar hasta la ciudad del cataclismo, lugar donde tiene su base de operaciones el grupo de rebeldes de la Runa X, en este sitio sus compañeros, la halfling Kathrynn Lighthand, el humano guerrero Shiki y la hechicera Skadi se habían aventurado buscando información acerca de cómo parar el flujo de armas de Tecnarquia al Condado de Alastar y habían encontrado el grupo de legendarios luchadores.
Después de reunirse y contarles parcialmente el predicamento en el que se encontraban, Hothet volvió a teleportarse, la primera vez, su llegada a la Ciudad del Cataclismo había sido accidentada, como si algo impidiera que funcionara de manera correcta su magia, Hothet ignoraba que en el territorio de la Tecnarquia la falta de creencia de su gente en la magia hacia de conjurar un hechizo una tarea dolorosa y peligrosa.
Las dos facciones contaron sus respectivos descubrimientos acerca de la misión que llevaban, era necesario rescatar a un Drow llamado Dould, pues este había sido capturado por la Tecnarquia y llevado a una prisión construida en aquel sitio que había sido creado por su enemigo, una fortaleza sin escape en lo más profundo de la falla de Thaered.
Al regresar a Mekanos observaron con desconsuelo como la elfa de la armadura roja había regresado con un contingente más grande y poderoso que la vez anterior. Un hombre con un tridente doble y que tenia sobre sus ojos un cristal rojo con el cual arrojaba destructores rayos, una gran y pesada armadura de color verde, cuyos pasos hacían retumbar la misma tierra donde pisaba, Un hombre con una de las extrañas armaduras de Tecnarquia, la cual en su espalda tenía cuatro apéndices, como si de un aracnoide se tratara. Finalmente una repetida que controlaba una especie de constructo escorpión, que en vez de cola finalizaba en el torso de otro constructo, el cual aprovechaba sus brazos para atacar lo que estuviera a su alcance.
Esta batalla fue especialmente dura, requirió la maniobra casi suicida de Kathrynn de descargar el hechizo explosivo de fuego guardado en su espada, cuando estaba encima de la armadura verde y clavándole la espada, el mago Hothet también estaba algo desconcentrado y sus conjuros de fuego esta vez terminaron afectando a sus compañeros, sin embargo gracias al mismo conjuro, algo como “Tormenta de fuego congelante” logro encargarse de eliminar el hombre de los cuatro apéndices en la espalda y generar algo de ventaja en la batalla.
Ronan por su lado lento pero seguro le daba a cada una de las patas del escorpión constructo y junto con el hechizo de Hothet le restaron suficiente la movilidad como para que eventualmente Kathrynn en forma gaseosa pudiera entrar a dar el golpe de gracia. La joven Gamma, que había llegado a informar al grupo que Dael se encontraba aventurándose por su lado, se encargo de luchar con la elfa de la armadura roja, ambas recibieron buena parte del conjuro de área de Hothet, a pesar de ello, cuando Ronan y los demás fueron a auxiliar a su compañera Druida, esta ya había derrotado a su oponente elfa, la mujer se hallaba moribunda ya.
Dael el Clérigo se hallaba en las cercanías, poco emocionado por la idea de ver un gran mago, se había dejado guiar por los designios que su dios Loki había anunciado para él y seguido su camino hasta el mar del Valle.
Este sitio poco visitado y poco conocido, había existido sido un gigantesco reino, el reino enano más grande y hermoso que había existido en la región, sus vecinos habían sido los elfos y los humanos, quienes construyeron ciudades cerca para compartir de las riquezas de la tierra y la cultura de sus razas.
Pero llego el día en que una gran luz vino del cielo causando un gran explosión que transformo la tierra al este de donde ellos se hallaban, poco tiempo después se dieron cuenta de que Yemayuin el conquistador Tecnocrata había llegado y se opusieron fieramente a él, logrando acercarse a su fortaleza en las montañas más que cualquier otro que se le hubiera enfrentado, en ese tiempo Yemayuin aun desconocía el potencial de las armas de su fortaleza y sin pensarlo mucho en retaliación uso el arma más poderosa que sintió tenía a su disposición, en ese tiempo la llamaron, la hacedora de mundos, un artefacto que fue lanzado desde la fortaleza y alcanzo el hermoso reino enano sin mayor esfuerzo.
El impacto de la hacedora de mundos fracturo la tierra alrededor del reino enano, haciendo que las montañas que conformaban el reino se hundieran, llevándose a su paso las ciudades humanas y elfas, dándole paso al océano para que llenara la gran depresión formada. Pocos realmente conocen esta historia, o de las ruinas que yacen ahora bajo las aguas, solo los Sahuagin que viven en las grutas artificiales y ahora el aventurero Dael han dado con ellas.
En Mekanos, el reloj del destino marcaba la hora en la que los inevitables llegarían, los Leonarios se acercaron hasta el maestro Thaered buscando una solución para la amenaza que se avecinaba....
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