Cuatro
años después de la gran luz
Tiempo del Eclipse
Dael retiro su lanza de uno de los no muertos
que acaba de descuartizar, al terminar se giró mientras podía observar a los demás
en la distancia, Ronan Peleaba contra uno de los dragones Azules y había quedado
atrapado sobre una pila de escombros, si
se apresuraba un poco tendría suficiente tiempo para interrumpir el ataque
sobre su compañero, levanto la lanza dispuesto a lanzarla al cuasi muerto Dragón, le apunto calculando con tranquilidad la trayectoria,
pero entonces el salpicar del agua de un charco al lado de él le distrajo.
Un zombi partido a la mitad se arrastraba
sobre el fango y el agua de los charcos, dirigiéndose de manera ansiosa hacia él, en un segundo
Dael considero sus acciones y el por qué su dios lo guiaba por este
camino, Aplasto la cabeza del no muerto con su bota de Mithrill y se dispuso a usar su lanza contra el dragón
cuando observo que ya era tarde y el príncipe Aios le había quitado el dramático
momento decapitándole justo el momento antes que matara a Ronan.
Bajo su lanza lentamente y entre los escombros
vio por un momento como la silueta de un niño le observaba, frustrado de nuevo
por no saber por qué participaba en aquella guerra, el clérigo de Loki pateo un
par de cabezas de muertos y se unió nuevo a Hothet y el resto de las tropas
cuando ingresaron a Sodom.
Las Calles de Sodom estaban llenas de
escombros, las ruinas de los pocos edificios que aún quedaban se caían a
pedazos o se elevaban al cielo siguiendo extraños patrones de viento. Los
soldados Leonarios tomaron posición tomando control de cada una de las entradas
desde ese extremo de la ciudad, para luego ir barriendo hacia el interior del
pueblo y asegurar la zona.
La fuente de la distorsión en los vientos era
un grupo de elementales de viento siendo controlados por un par de hechiceros
en el interior, pero por fuera de esto no había grandes muestras de enemigos en
la ciudad.
Los Caballeros Leonarios y Aios se dividieron del grueso de las tropas y
realizaron una avanzada como exploradores para despejar el camino hacia el
Condado, al salir de Sodom un territorio despejado les esperaba antes de poder
avanzar hacia las montañas, y guardando la entrada a estas un gran ejercito les
esperaba.
Se dispersaron sobre la frontera de Sodom,
tomando diferentes puntos de observación y evaluando el enemigo, después de un
rato se disponían a moverse un poco más adelante, cuando el sonido de cascos metálicos
sobre el piso de piedra les alerto,
Katrhynn y Shiki se vieron sorprendidos
de haber pasado algún enemigo por alto, pero Dael, Hothet y Ronan se
encontraban igualmente sorprendidos, ante la situación, para Aios que venía atrás
fue demasiado tarde.
El sonido de cascos sobre la piedra se hizo más
repetitivo y de un momento a otro Aios Lionheart fue golpeado por algo que lo
empujo un par de metros haciéndole perder el casco que le protegía y dejando
una marca de color rojizo sobre la armadura del príncipe. De la nada una figura
demoniaca sobre un caballo pesadilla surgieron del sitio donde Aios acababa de
ser lanzado.
El jinete tenía una armadura metálica que parecía
ser tejida en alguna fibra metálica, con forma de músculos y con múltiples
cuernos y puntas sobre los hombros, un casco cubría el rostro del demonio, solo
dejando escapar flamas cerca de donde debían ir sus ojos, llevaba una especie
de hoz hacha, y la pesadilla parecía estar hecha del mismo material metálico
encerrando las flamas de la pesadilla.
Hothet entendió rápidamente lo que sucedía y acelerando un hechizo conjuro
un daño eléctrico de área y otro de ráfagas de viento que levanto todo el polvo
que había en el lugar. La combinación de hechizos revelo a todos aquellos
enemigos que se hallaban invisibles en el área, rápidamente el grupo se dio
cuenta que habían caído en una emboscada y se hallaban rodeados.
Frente a ellos se revelo un gran dragón de
huesos blancos, con tres cabezas y alas membranosas, al lado derecho un Constructo
de tecnarquia aguardaba nuestro intento de escape en esa dirección y en la
izquierda un guerrero montado sobre un extraño caballo con cuernos.
Ronan se abalanzo junto con Aios sobre el dragón
de hueso, mientras Kathrynn se anticipó a cerrarle el espacio al constructo de
Tecnarquia, Shiki y Dael se asignaron un jinete cada uno y abrieron espacio
cubriendo a Hothet.
El mago de fuego observo con preocupación cómo las tropas de
la montaña comenzaban a avanzar ahora que habían sido sorprendidos y de cómo
otro pequeño contingente de enemigos surgía por un costado buscando interceptar
las tropas Leonarias atrás de ellos, se acomodó con el conjuro de visión verdadera
y respiro lentamente por un momento para analizar mejor la situación.
Hothet detestaba ser capitán, especialmente de
los Caballeros Leonarios, Ronan y Dael
era incontrolables uno por su naturaleza Barbarica y el otro por su egoísmo predominante
y su caótica estrella como clérigo de Loki esto sin duda ahondaba su diferencia
filosófica con ellos sobre cómo lidiar con sus enemigos, por otro lado Kathrynn
era demasiado Colérica y Shiki desconfiaba de sí mismo y de sus capacidades, a
veces le parecía un milagro que todos continuaran con vida, luego recordaba que
individualmente igual eran guerreros excepcionales. La batalla en la que
estaban en aquel momento presentaba una gran desventaja tanto si enfrentaban
cada enemigo en grupo como si decidían individualmente como sus instintos los habían
lanzado a hacer, sin embargo como buen Capitan debía dirigirlos para tratar de salir a salvo.
-aguántenlos por un momento – grito Hothet –
abriremos paso por uno de los costados.
-Eso estamos haciendo!!!- replicaron casi al unísono
Ronan y Dael, para después continuar esquivando los ataques de sus enemigos.
Hothet se aproximó a Shiki, este observo un par de señales cuando el mago de fuego conjuraba y entendió rápidamente
lo que tenía que hacer, rápidamente saco sus mejores flechas de gases y las
lanzo frente al jinete y el caballo de los extraños cuernos. Shiki contaba con
que probablemente el jinete vendría preparado para enfrentar bloqueos a su
vista, pero dudaba que su curioso caballo pudiera hacer lo mismo, y eso para él
no era un problema.
Shiki había muerto hace poco en batalla y a
pesar de que eso le hacía un poco más dubitativo de su propio lugar en el campo
de batalla con este grupo, la experiencia le había dado un regalo interesante. Habían
sido varias veces las que había despertado en el hospital bajo el cuidado de
los clérigos en Leonaria, y siempre que despertaba por alguna razón estaba
siempre en el mismo cuarto, al otro lado del cuarto una mujer dormía, suponía que
estaba en alguna clase de coma pues nunca despertaba y el tiempo que pasaba entre cada una de sus entrada era
considerable. A visitarle siempre venia una hermosa mujer, curiosamente era lo
primero que veía casi siempre que despertaba, se movía siempre de un lado a
otro en la habitación hablándole a la mujer en la cama y jugando con una bola
de fuego pequeña en su manos la cual hacia y desaparecía con gran facilidad.
La forma de conocerla fue bastante inusual, la
muchacha en la cuarta ocasión de verla se distrajo tanto que su bola de fuego
estuvo a punto de salir de sus manos, golpeado como estaba, Shiki hizo el mayor
esfuerzo por proferir palabra y alertar a la chica que estaba a punto de
volarles a todos por los aires.
Desde aquel día, Rina, como se llamaba, empezó
no solo a visitar a su hermana, que era aquella en la cama de enseguida, venía
a conversarle bastante seguido, y así ambos se dieron cuenta quienes eran y se
hicieron amigos, Rina solía burlarse de las pocas historias que Shiki le
contaba de sus aventuras con los Caballeros Leonarios, para ser las dos unidades
más famosas del ejército, sus interacciones habían sido mínimas y nunca se habían
visto frente a frente, en la opinión de la mago, Shiki necesitaba algo que le
permitiera mejorar su percepción en general, de todas las maneras posibles, y
el ultimo día cuando Shiki se hallaba completamente recuperado, ese fue su
regalo.
La mago uso un par de lentes que había encontrado
de gente de La Tecnarquia y luego de un
par de días de rehacer el objeto en sí, conjuro un objeto mágico bastante poderoso, lo coloco sobre la cabeza
de Shiki y le obligo a prometer que volvería para poderlo modificar más. En
aquella hora que se hallaban, las nubes de polvo humo y gases que Shiki había levantado
no fueron nada para el y sus flechas siguientes golpearon fuertes y precisas en
las patas y cabeza del caballo que se desplomo al piso lanzado su jinete
estrepitosamente al suelo donde fue atravesado por una lanza de fuego de
Hothet.
El último aliento de este jinete le sirvió para
lanzar su espada hacia el capitán, la inmensa espada de color purpura cruzo la
nube de humo y gases, silbando una tonada de muerte mientras cortaba el aire,
Sus lentes una vez más fueron una bendición, el par de segundos que Shiki tuvo
le sirvieron para abalanzarse sobre Hothet sacándole del rango de daño, la armadura de anillas de Mithrill del
arquero se abrió como si la descosieran, pero la herida del ataque que recibió estuvo
lejos de ser mortal.
Kathrynn Lighthand se lanzó corriendo lo más rápido
que pudo hacia su mecánico enemigo, un par de veces pudo sentir dolor, la
maquina en frente del lanzaba muchos proyectiles, algunos que explotaban en la cercanía
a él, otros que pasaban zumbándole los oídos y otros más que impactaban sobre
su armadura de Mithrill, dejando solamente el duro impacto localizado sobre su
piel, el cansancio le llenaba, habían pasado días desde que hubieran tenido un
propio descanso, y ella duramente había dormido meditando si sobrevivía aquel día
que hacer con la propuesta que le habían hecho la noche anterior.
Su hechizo de rapidez le permitió aproximarse
a menos de diez metros, sin embargo a partir de este punto los escombros y
cualquier otro punto de cubierta se habían terminado, un par de proyectiles que
atravesaron partiendo su clavícula se lo recordaron. Respiro pesadamente
mientras se ahogaba con sus propia sangre y se maldijo a si misma por haberse
dejado sacar de enfoque. Conocía ya el enemigo que tenía en frente y su daga de
relámpago y hielo era todo lo que necesitaba clavar sobre el constructo para
abrirlo como una lata, era lento y un
humano yacía en su interior, solo necesitaba un poco más de tiempo para llegar cerca…. Pero tiempo era
lo que ya no tenía.
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