La trágica regente.
Mika de Colonia había despertado temprano esa mañana, esperando sus estudiantes a paladines para el entrenamiento matutino, su sirviente en el palacio le había llevado el desayuno y un informe sobre la nueva sacerdotisa de Loki, que había sido traída por Dael, de los Caballeros Leonarios, aparentemente la señorita tenía un gran poder de convocatoria y estaba reuniendo bastante gente alrededor.
Como seguidora de Zabet debía ejercer una medida de control, no podía tener una gran cantidad de gente solamente siguiendo una deidad caótica, -la ciudad caería más bajo de lo que ya había llegado o quién sabe qué- pensaba ella.
Cuando salió al balcón de su habitación estaba comenzando a leer sus citas del día, cuando escuchó un agudo sonido, pudo observar como una pared de luz blanca venía hacia ella y tan solo por un instante sintió la piel arder. Su último pensamiento fue que había mucho por hacer aún.
La sacerdotisa de la ambición.
La sacerdotisa de Loki tomó su desayuno con gran carrera, había pasado una buena parte de la madrugada contando el oro recolectado el día anterior, no podía creer lo bien que estaba saliendo todo, lo lucrativo que estaba resultando llevar fe sobre Loki, el caos y la suerte a un sitio como Colonia.
Por un instante se divirtió con la idea de comprar vestidos, joyas y buena comida, claro había que poner una fuerte inversión en el templo, el sitio debía ser respetable si no quería llamar mal la atención de las otras religiones, acomodaría el lugar adecuadamente y luego se daría unas merecidas compras en Leonaria, de pronto ir una temporada a Costa del Sol, mirar si podía hacer que su jefe quisiera divertirse un rato con ella, quién sabe, tal vez más.
Tocaron la puerta del templo y fue a abrir rápidamente esperando que fuera su aprendiz- tengo que entrenarla en lo menos posible a ver si logro tener más ligero el trabajo,-pensó ella- al abrir la puerta un chico se abrazó a ella con los ojos llenos de lágrimas, observó el camino al templo y apretando los dientes pudo ver como una gigantesca pared de luz blanca se dirigía hacia ella consumiendo todo a su paso - Demonios, demasiado bueno para verdad- fue su último pensamiento.
El inmortal planeador
Observó la planta en el suelo, esa porción de la tierra comenzaba a restaurarse rápidamente, Colonia en el pasado había sido una ciudad con bosques y seguramente al pasar del tiempo volvería a serlo.
Sus sentidos de elfo detectaron un agudo sonido en la distancia, observo en la distancia hacia la dirección donde provenía en busca de qué lo emitía, no tardó mucho en ver la pequeña esfera blanca dirigirse a gran velocidad al sitio donde estaba.
- No había visto una de esas en más de 700 años, desde la guerra entre los dragones y los Altos elfos por Aras.- Pensó - Él era un alto elfo, inmortal, había visto eras pasar, influenciado a la humanidad para bien durante mucho tiempo.
Tomo una bocanada de aire y suspiro - también había llevado una buena vida, y aprendido a divertirse en cantidad, ohhhh la cantidad de ninfas y mujeres- Se divirtió recordando- Bueno, ahora todo quedaría en manos de Alec, no habría forma de traerlo de la muerte una vez la esfera blanca borrara de la existencia su alma, Ojala Allen Wynn realmente siguiera su camino como dijo, tal vez debió haberle dicho que en realidad era su hijo- Contemplo dubitativamente- Bueno, buena suerte a todos, Veydann deja la escena- Pensó mientras la luz blanca lo abrasaba.
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