Capitulo 1
Aios Lionheart cruzó rápidamente el campo de
batalla hacia su enemigo, Alastar de Aragonessem se encontraba a al menos 500
metros de donde estaba, no era lejos, para todo lo lejos que sentía que había
estado todo este tiempo, pero definitivamente no era cerca cuando tenía que
evadir los enjambres de flechas de los arqueros del condado. un par de piruetas
y saltos le valieron para alcanzar cubierta, y se mantuvo asi durante casi 200
metros. Después de atravesar la primera línea el gigantesco Demonio que estaba
sobre la estepa le dio cubierta suficiente mientras pasaba bajo sus piernas
y se abalanzaba sobre la posición de avanzada.
Un grupo de Caballeros Negros se lanzaron al
encuentro del príncipe Leonario pero este les arrojó un par de botellas
que explotaron al entrar en contacto con ellos, si las llamas y el impacto
en si nos los había acabado, las dagas que Aios lanzó al siguiente
momento terminaron el trabajo, apuntando casi sin mirar a las aperturas vitales
que los enemigos habian dejado. Un segundo grupo se acerco en busca
de interceptar a Aios pero se vieron retrasados momentáneamente por una explosión
y el grito de batalla de soldados que surgian del bosque contiguo a donde las
tropas de Alastar se agrupaban: La Unidad de Jorelen y otro contingente de
soldados habían llegado.
El demonio de Estepa |
Aios aprovecho la distracción y arrojo
dos lanzas a Alastar, este no se inmuto en los mas mínimo y después de
bajarse de su caballo avanzó frente a las lanzas, mientras esperaba al príncipe
que aun corría hacia el.
Alastar contaba con que Aios iba a ser
descuidado, sabía que su ira lo cegaba, pero aun asi no tenía sentido arrojar
armas que no iban a golpearle, y le tomo dos segundos darse cuenta que las
lanzas eran varas de penetración meta mágicas disfrazadas, Alastar
utilizo un haz de relámpago en cada una de sus manos y destruyo las lanzas a
cada lado, sin embargo los 6 segundos que hizo esto tuvo por fuera de
vista al príncipe y cuando lo volvió a ver noto que este habia clavado una de
sus dagas en el piso frente a el y ambos se encontraban parados en un complejo
dibujo de runas que repentinamente comenzó a arder.
La luz de las flamas se hizo más intensa,
hasta que se volvió imposible para alguno de los dos ver, mientras la intensa
luz se fue desvaneciendo lentamente, Aios Musitó lentamente.
-Te tengo.
Alastar vio el haz de luz deshacerse ante el,
sin embargo el espacio a su alrededor aun brillaba, la temperatura aún era alta
y la humedad había cambiado, todos sus sentidos le alertaban de un sitio
completamente diferente, uno que pudo comprobar apenas recuperó la
claridad en sus ojos.
Todo a su alrededor tenía la apariencia del
plano elemental de fuego, la roca volcánica, los ríos de lava y azufre que no
se hallaban muy lejos, los ríos de agua hirviente y el vapor que sofocaba todo
el rededor, pero no, había algo mas, algo que el dragón aun no podía
discernir que sentía como una fuerza aplastando sus pensamientos. No muy lejos
Aios Lionheart camino hacia el, mientras empuñaba una daga en llamas con
motivos de la diosa del Caos y el fuego.
-Que te parece? -inquirió socarronamente
Aios- lo hice diseñar específicamente para los dos.
-Encantador- replicó Alastar - Pero aun le
hace falta unos cuantos cientos de hombres para enfrentarme.
Aios se lanzó al ataque contra Alastar con sus dos dagas
e intercambio un par de golpes con la espada de su enemigo que parecía
moverse con dificultad en su pesada armadura. El plano de bolsillo que había
construido para su pelea era un laberinto y serviría como prisión para los dos
por aproximadamente 10 minutos, siempre y cuando Alastar no se enterara
de la manera de liberarse.
Alastar |
-No puedo transformarme- exclamó Alastar subiendo
el tono de su voz - Así que creaste un plano con reglas para encerrarme y no
puedo tomar mi forma original aquí. Ingenioso, pero aun así eres un
Lionheart y los Lionheart no pueden tocarme.
Alastar extendió sus manos y un aura gris empezó a
rodearlo, seguidamente Aios Lionheart se vio envuelto por una nube de polvo
que surgió del suelo rocoso y comenzó a abrazarle, formando cadenas de
roca que se ataron a sus extremidades y al suelo, halándole fuertemente como si
trataran de despedazarlo.
Alastar se acerco lentamente a su prisionero mientras
saboreaba el momento, tenía poco tiempo para torturas si el plano de bolsillo
era lo que el pensaba, pero aun así no pudo resistirse a acercarse para herir
un poco a su enemigo.
Cuando estaba suficientemente cerca se vio sorprendido al
sentir como un punzante dolor seguido de la sensación de perder energía y
fuerza le cruzo el cuerpo. Tenía una herida hecha por una delgada hoja, que había
atravesado a la altura de la rodilla, justo donde la armadura de su muslo
se unía con la bota.
La cuchilla había salido de la rodillera del príncipe y
le tomo un par de instantes adivinar que la sensación de mareo que sentía era
el robo de energía mágica, le habían drenado una considerable cantidad de
magia.
Aios |
Volvió la mirada al príncipe con una mezcla de rabia y
sorpresa ante la insolencia del humano. Y pese a sus largos años de experiencia
y vida en combate no pudo evitar la sorpresa al ver el aspecto de Aios.
De su boca que tenía un prominente colmillo afuera surgía
un chorro de sangre, que bañaba el peto de su armadura que brillaba con motivos
rúnicos. Los ojos del príncipe habían tomado un color azul intenso y tenía la
piel pálida, y sus cabellos rubio habian tomado un tono oscuros y brillante.
El dragón trato de responderle con una patada a su
oponente, pero cuando asesto el golpe solo un espejismo de la presencia del príncipe
quedaba, las cadenas de piedra de la maldición de línea de sangre se
deshicieron en el aire como si nunca hubieran existido y detrás de él en una
voz más grave escucho a su oponente
-Que decías que no puedo?